J. Carlos Fernández-Toribio
No hay duda de que los materiales compuestos están en un momento de gran desarrollo mundial. Sólo en 2015 la demanda de productos fabricados con estos materiales ha alcanzado los 22,2 billones de dólares. La razón es que se trata de materiales ligeros capaces de soportar altos esfuerzos mecánicos, lo que permite desarrollar estructuras muy resistentes y muy ligeras a la vez.
Este hecho tiene implicaciones inmediatas en sectores como el aeroespacial en el que el peso juega un factor clave. Así, se pueden fabricar aeronaves capaces de transportar mayor carga y consumir menos combustible simplemente cambiando los materiales clásicos por materiales compuestos.