Si un día se conmemora es porque algo especial ha pasado o pasará.
Desde el 2016, los 11 de febrero tienen un matiz diferente. Cada año que se suma trae una voz mas alta que nos recuerda que la ciencia es una, universal y no discrimina raza, edad, condición y mucho menos género.
La historia nos ha mostrado que, para las mujeres, llegar a este punto no ha sido fácil. El acceso a la educación, la igualdad en condiciones salariales, derecho a la capacitación y al acceso a la tecnología o tipos de empleos desempeñados, han sido motivos revolucionarios que la mujer ha tenido y tiene que pelear hasta el día de hoy.
Actualmente, si bien los números no se han equilibrado en la balanza de la igualdad de género, se respira una intención de cambio y hay resultados que lo demuestran. Cada vez más aparecemos como líderes en diferentes ámbitos. Demostramos que con nuestra versatilidad podemos ser hijas, madres, esposas, amigas, empleadas y científicas al mismo tiempo.
Mi experiencia personal me remonta a mis orígenes en mi país natal Colombia, donde el contexto general cultural marcado por el machismo no fue un impedimento para que me realizara como científica y como mujer. Creo que mi empoderamiento como mujer fue cultivado por mi padre, era él quien desde muy pequeña me decía, ¨eres mujer, eres valiosa y tienes que trabajar para ser alguien en la vida¨. Quizás es allí cuando entiendo que lo que celebramos hoy tenga un énfasis fuerte no solo en la mujer concebida como tal sino en la mujer niña. Porque es en ella en que se forja una idea, se crea un sueño y es a este nivel donde se hacen cambios en la sociedad.
Durante mi crecimiento personal y profesional fui viviendo diferentes retos que me pusieron a prueba con esa lección que desde la infancia se me inculcó tanto. Soy ingeniera, campo que en el pasado era una actividad reservada para los hombres. Recuerdo que en mi paso por la universidad la proporción de hombres y mujeres en la facultad aún estaba un poco descompensada. En esa época todavía se hablaba de carreras para hombres y carreras para mujeres. Hoy, me alegra saber que los números van cediendo y que ahora tenemos mas libertad de pensar simplemente en qué nos gusta más sin tantos prejuicios sociales.
Dentro de mi experiencia personal creo que ha sido muy útil para mí pensar y creer que ser mujer no es una condición especial; creo que como ser humano tengo los mismos derechos que un hombre. Siempre he escuchado mi interior y nunca le he puesto límites a mis capacidades o a mis sueños. Esa mentalidad ha sido mi motor para hacer cosas que nunca imaginé.
En mi perspectiva creo que un ingrediente ganador en mi caso ha sido la cultura que contagio, es decir, primero me convenzo de que puedo, luego lo proyecto y finalmente lo hago. Ambientes que han parecido un poco hostiles para las mujeres por el contexto socio-cultural han sido un buen escenario de entrenamiento para mí, por ejemplo, mi paso por Sudamérica y Asia ha sido fortalecido por lo aprendido en culturas más abiertas en estos aspectos como la europea. Y es que al final, lo único que necesitamos es una oportunidad: cuando la puerta se abre sólo vemos qué hay hacia adentro.
El día de la mujer y la niña en la ciencia es una celebración internacional que nos hace reflexionar sobre la importancia de destacar la necesidad de una sociedad más equitativa, donde sean los valores humanos, el conocimiento y las iniciativas las que se destaquen y que esto no esté anclado al género.
No podemos quedarnos sólo con Marie Curie como la única representante de la mujer en la ciencia, tenemos que conocer otras historias como las de Wang Zhenyi, Elizabeth Blackwell, Nettie Stevens, Alice Ball, Gerty Cori, Barbara McClintock, Rita Levi-Montalcini, Dorothy Hodgkin, Hedy Lamarr, Gertrude Elion, Rosalind Franklin o Rosalyn Yalow entre otras. Estas mujeres, en diferentes áreas y con diferentes perfiles, son un claro ejemplo de la gran templanza y carácter para poder destacar en un mundo poco ecuánime. Es una realidad que hay obstáculos representados en barreras, mitos, aberraciones, y dificultades que la mujer debe enfrentar para poder hacer ciencia, pero también es cierto que el panorama se ve mucho mejor. Poder hablar en voz alta, poder participar con nombre propio, poder hacer lo que queremos y luego con ello demostrar el aporte a la comunidad científica son algunos de los logros que las mujeres hemos conseguido a través de este tiempo.
El posicionamiento de la mujer se debe dar desde los actos, no desde el papel o la intención. Hacer más y decir menos. Ahora la tarea es trabajar en nuestro legado a la humanidad. Fortalecer y motivar a nuestras niñas y niños y que reconozcan en la ciencia una poderosa herramienta para cambiar y mejorar el mundo.
Sobre mí:
Soy Mónica Echeverry Rendón, investigadora postdoctoral en IMDEA Materiales. Bioingeniería, M.Sc en Biología, PhD en Ingeniería de materiales, PhD en Ciencias medicas. Mis estudios están dirigidos al área de los biomateriales, la ingeniería de tejidos y la medicina regenerativa. Soy colombiana, amante del café, de los gatos y los buenos libros. Me encanta viajar y explorar el mundo. He vivido en Argentina, Estados unidos, Holanda, China y ahora estoy radicada en España. Amo la ciencia y sé que es lo que quiero hacer por el resto de mi vida!